Pese
a que las ganas de abordar el tema relativo a los incidentes que se suscitaron
en el partido de semifinales de la Copa Oro 2015, que medía a Panamá y México, no
sean de nuestro agrado, no podíamos pasar por alto dicho evento sin manifestar
nuestro sentir.
El
arbitraje condicionó el juego del equipo canalero desde el primer minuto de
juego, pero al veinticinco, se configuró la Crónica
de una muerte anunciada.
Una
falta, que a lo sumo, podía ser sancionada como una amonestación, acabó con la
expulsión del Matador Tejada, quien
en un salto, a criterio del central, impactó en el Maza Rodríguez. Obviamente, la actuación del jugador mexicano, fue
digna de un Óscar.
No
conforme con ello, las tarjetas amarillas eran para los rojos, las entradas de los mexicanos debían entenderse como
limpias, siempre al balón, nunca buscaban impactar a nuestros legionarios.
Pese
a que el primer tiempo acabó con empate a cero y un Panamá muy cauto, no hubo
mayor proposición en ofensiva por el combinado rival quienes, si bien es
cierto, tenían la posesión de balón, no inquietaron nuestro marco.
Ya
iniciado el complemento, Panamá, empezó a atacar con más ganas y de pelota
parada, llegó el gol que nos daba el ansiado pase a la final, mismo que nos
hacía recordar lo ya hecho con México en 2013, en igual instancia y a través de
nuestro capitán. Soberbio testarazo y al
fondo.
La
justicia divina se tomaba el partido y nos permitía saber, que pese a los
intereses creados, nuestro fútbol efectivo nos estaba llevando hasta donde nos
merecíamos.
Sin
entender el penal marcado cerca del final, México logra empatar en una jugada
que no lo ameritaba, es más, si se aprecia en cámara lenta, el central ya estaba
rondando el punto penal, esperando pitar todo contacto en el área y permitirle
a México, a través de una pena máxima, recuperar las esperanzas que su fútbol
no le daba.
Incidentes
varios por parte de la fanaticada mexicana, una vez más empañando el fútbol.
Lanzaban objetos al campo de juego, así como lo hicieron contra T&T y,
Costa Rica; asumo que la impotencia de ver al Tri, sin poder ganarle a una modesta Panamá, les causaba el deseo
de dañar físicamente a nuestros deportistas y más que ello, hacerles perder la
cabeza para que el partido acabara nueve
contra doce.
José Andrés
Guardado, demostró ser un buen cobrador de penales, pero como profesional
carece de principios, justificó su potente ejecución en el hecho que el fútbol nos da y nos quita, esta vez les
daba a ellos.
Iniciado
el primer tiempo extra, se pita otro penal inexistente y, nuevamente, el
capitán del Tri lo convierte, pero independientemente
de todo, nuestros diez muchachos (trece, porque se hicieron los tres cambios),
dejaron todo en la cancha, demostrando que tenían más HUEVOS y FÚTBOL que los
jugadores mexicanos, quienes necesitaron de Mark Geiger para poder pasar
a la final de este torneo.
Dicho lo anterior, nos quedan
algunas interrogantes: ¿Quiénes pierden con este resultado?; ¿Qué enseñanza
dejan los jugadores, cuerpo técnico y staff del Tri, luego de obtener su pase a la final de esta manera?; ¿Es
realmente José Andrés Guardado un hombre digno de portar el brazalete de
capitán de una selección nacional?; ¿Es un buen profesional?
Señores, perdió el fútbol,
perdió la humanidad, porque nos constató Mark Geiger y la CONCACAF que el
fútbol no es un deporte, es un negocio. Se comprobó que los valores están en
peligro de extinción y que no importan los medios que se usen, si el fin último
perseguido es alcanzado, nuestros niños no merecen esto.
El mensaje que se le
transmite a nuestros muchachos que sueñan con ser futbolistas es el equivocado,
porque les demostramos que los tentáculos de la corrupción han impactado todos
los sectores del mundo, que hasta para jugar al fútbol hay que estar bien conectado con alguien que nos pueda extender la mano –para pitar uno o más penales y para sacar
una tarjeta roja, haya merecimiento o no- cuando el partido no vaya como
queremos; estamos demostrando que no hay razón para sacrificarse ni para trabajar,
porque la vida se resume en la coloquial frase panameña ¿qué hay pa’ mí?
En
lo relativo a la actitud de los jugadores mexicanos, cuerpo técnico y staff,
podría decir que no les culpamos, no obstante, MUY MAL que no hayan intervenido
en pos del fútbol, no conforme con que les regalaron el juego contra Costa
Rica, han recibo el mismo favor de parte de la CONCACAF para alcanzar la final
de la Copa Oro, cuando saben muy bien que no se lo ganaron con fútbol, ¿qué
mérito tiene llegar así?
Un
técnico, medianamente, profesional y con algo de principios, hubiese ordenado
marrar el penal, porque sabe que es una dádiva y en ese punto, me apropio del
estribillo de una canción de Gilberto Santa Rosa “…no quiero na’ regalao’…” Nos quedó claro que México, SÍ.
Cuando
pensamos en el capitán de un equipo de fútbol, pensamos en un jugador sensato,
de principios, el único capaz de transmitir seguridad y tranquilidad a sus
compañeros en la cancha, el hombre insignia de ese combinado, el hombre
confiable, lo antagónico a José Andrés Guardado, quien como escribió por redes
sociales David Faitelson, tuvo la oportunidad única de botar el penal y
mandarle un mensaje alto y claro a la CONCACAF. Pudo demostrarles, que el Tri es un combinado futbolístico con
principios, que quiere llegar a una final motu
proprio, no a través de regalos, para eso, hubiesen decretado que México
era campeón y nadie hacía el desgaste físico, mental y económico que este tipo
de competiciones acarrea.
Guardado,
te fallaste a ti, a tu país y al fútbol, porque demostraste que el fin justifica
los medios y que no vale la pena dejar un legado, siempre serás recordado como
quien tuvo una gran oportunidad de hacer las cosas diferentes y decidió seguir
en un sistema corroído, asqueroso e insano, mismo que hoy en día, comprende
nuestro fútbol. Ese mismo fútbol que es una pasión para ti y para mí; ese que
hace soñar a niños de la calle, con llevar una forma de vida diferente.
Espero
que en la mente del combinado tricolor siempre
esté presente que el 22 de julio de 2015, pisotearon el fútbol; que recuerden
que es un día de luto mundial para el deporte.
Queridos
amigos, gracias por tomarse el tiempo de leer estas líneas, ahora les pido que
pensemos en lo sucedido y tomemos nota de ello, no repitamos las acciones de Mark Geiger en nuestra vida, no andemos buscando penales, ni pidiendo
tarjetas rojas para otros, enfoquemos en nuestro éxito, pero sin causarle daños
a los demás y por encima de todo ello, RECUERDEN QUE LA CONCIENCIA NO SE
COMPRA.
¡Qué
viva el fútbol y qué viva mi Panamá!
AS